El IPCC busca expertos revisores para el “Informe Especial sobre el Calentamiento Global de 1.5 °C.”

En la 21ª Conferencia de  las  Partes  (COP21), en  la  Convención  Marco  de  las  Naciones  Unidas  sobre  el  Cambio  Climático, celebrada en París en diciembre de 2015, se estableció la meta de limitar el calentamiento global por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento a 1,5 °C. En esta misma conferencia los gobiernos solicitaron al IPCC un informe especial sobre el calentamiento global de 1,5 °C.

Los autores están ahora trabajando en un primer borrador [First Order Draft (FOD)] del informe especial, que estará disponible para revisión del 31 de Julio al 24 de Septiembre de 2017. La revisión por expertos del FOD es un elemento clave en el proceso de evaluación del IPCC. La finalidad de esta revisión es asegurar que el informe proporciona una evaluación completa y equilibrada de los últimos hallazgos científicos. Según los procedimientos del IPCC, la revisión por expertos debe ser un proceso objetivo, abierto y transparente, con una amplia circulación que incluya el mayor número de expertos independientes posible. El objetivo es reunir un grupo con un amplio abanico de experiencia, visión y representación geográfica.

Se anima ahora a los gobiernos y las organizaciones observadoras a buscar expertos adicionales para participar en el proceso de revisión del FOD.

Para registrarse y nominarse como potencial experto revisor, se puede hacer a través del portal del IPCC hasta el 17 de Septiembre de 2017:

https://www.ipcc.ch/apps/comments/sr15/fod/register.php

Información adicional sobre el rol de los expertos evaluadores está disponible en el Anexo 1 del Apendix A del documento “Principles Governing IPCC Work”. En el siguiente link también se puede ver información sobre el proceso de revisión: https://www.ipcc.ch/report/sr15/pdf/information_note_expert_review.pdf

Como resumen, la revisión del FOD comienza el 31 de Julio y finaliza el 24 de Septiembre de 2017 y es una revisión de expertos solamente. La revisión por parte de expertos y gobiernos del segundo borrador se realizará en 2018 (9 Enero-25 de Febrero).

 

 

 

 

 

HABEMUS FECHA PARA REMEDIA 2017 BARCELONA (29-30 MARZO)

¿Quieres formar parte de la 5ª foto de grupo de REMEDIA2017?

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Los días 29 y 30 de marzo de 2017 (bienvenida el 28 de Marzo por la tarde) dará lugar el V workshop de la RED REMEDIA en el centro IRTA de Torre Marimon (Caldes de Montbui, Barcelona).

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El comité organizador liderado por nuestros compañeros del IRTA (Robert Savé y Carmen Biel) se congratula en informar del evento que aglutina a la ciencia alrededor de la lucha frente al Cambio Climático en la agricultura y sector forestal.

Podemos avanzar que además de los temas que han sido tocados en anteriores workshops REMEDIA (Bilbao2012, Zaragoza2013, Valencia2014 y Madrid 2015) el tema transversal será el de los sistemas agropecuarios urbanos / periurbanos (la agricultura en las grandes metrópolis).

Como en anteriores ocasiones se organizarán mesas / reuniones de trabajo especificas (aún por concretar), en los potenciales temas:

-Emisiones de GEI y estrategias de mitigación en sistemas agrícolas urbanos

-¿Puede ser la dieta humana una estrategia de mitigación en condiciones mediterráneas?

-Estrategias derivadas de la COP21 en relación a la agricultura y sector forestal. ¿Cómo, cuando y en dónde deberíamos trabajar?

Además podemos informar que están ya invitados y confirmados como ponentes el Dr. Mark A. Liebig   de USDA Agricultural Research Service  y actual coordinador de MAGGnet).  MAGGnet es una plataforma mundial para el inventario y análisis de la investigación alrededor de la mitigación de los GEI en sistemas agrícolas.

y el investigador del CREAF Dr. Jordi Vayreda (CREAF / UAB).

 

Así, por favor vayan reservandose las fechas 29 y 30 de marzo de 2017. Para aquellos que aun no conozcan la RED REMEDIA os dejamos una pequeña presentación a continuación

Información subida por:

Agustin del Prado (BC3) (coordinador de la RED REMEDIA)

 

 

 

 

 

¿Qué implica el acuerdo de París para nuestra agricultura y sistemas forestales?

España (y la Unión Europea), a través de sus compromisos indicativos o contribuciones nacionales (INDCs, por sus siglas en inglés Intended Nationally Determined Contributions), no especifica aun sobre las políticas climáticas de cómo o si incluir los sectores que engloban los Usos de la Tierra, Cambio de Uso de la Tierra y Silvicultura (UTCUTS) y Agricultura (conocidos también como AFOLU por sus siglas en inglés) dentro del marco de reducción de emisiones de GEI de 2030 del 40%.

No obstante, establece el plazo para implantar dichas políticas tan pronto como las condiciones técnicas le permitan y necesariamente antes del año 2020. Dependiendo de la metodología que se utilice, este cálculo pudiera estar sujeto a una gran incertidumbre. Tampoco se especifica qué medidas se van a poner en práctica para adaptar el sector AFOLU al cambio climático.

Las proyecciones climáticas del IPCC indican que en la región mediterránea (en la que se encuentra España) experimentará un incremento de sus temperaturas y menores precipitaciones anuales. Los veranos serán más calurosos y secos, y por tanto, se podrán incrementar los períodos de sequía estivales y aparecer con una mayor frecuencia eventos climáticos extremos como inundaciones o granizo. Estos cambios en el clima se prevén que tengan un impacto importante en el sector primario en los sistemas de cultivos, ganadería y sector forestal. El período de crecimiento de las plantas podría también sufrir cambios, la disponibilidad de agua sería menor, afectando negativamente a los rendimientos. Los daños podrían paliarse, si se ponen en marcha medidas de adaptación, en los sistemas mediterráneos más vulnerables (p. e. aquellos más dependientes de la disponibilidad de agua o más sensibles a cambios bruscos ambientales).

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La agricultura, sistemas forestales y los usos de la tierra representan sectores no-ETS (no sujetos a comercio de emsiones: Emissions Trading System, ETS en inglés) muy singulares ya que no sólo pueden verse afectados muy dramáticamente por el Cambio Climático, sino que además de ser fuente de emisiones de GEI y la mitigación potencial puede derivarse de la reducción de las emisiones de GEI, a la vez, pueden representar una oportunidad para el secuestro de carbono.

Según el último informe del IPCC (Smith y col., 2014) el sector AFOLU es responsable de aproximadamente las emisiones de 10-12 Gt CO2-eq/año globalmente, lo cual representa entre un 20-24% del total de las emisiones GEI producidas por el hombre. Sólo el sector energético produce globalmente más emisiones GEI. Las principales actividades emisoras son la desforestación y las emisiones agrícolas provenientes de la ganadería, las tierras y el manejo de los nutrientes. Mientras que en los últimos años se ha observado un decrecimiento de las emisiones de CO2 provenientes de los sistemas forestales y usos de la tierra debido principalmente a la disminución de la de la tasa de desforestación, las emisiones provenientes de la agricultura y ganadería han crecido, especialmente en los países en desarrollo. En España, por ejemplo para el año 2014 y según inventarios oficiales, emitió en el sector agrícola 40 Mt CO2-eq, lo cual representa aproximadamente el 14% de las emisiones totales de GEI antropogénicas. La mayor parte de estas emisiones de GEI están vinculadas a las emisiones de metano (CH4) provenientes de la ganadería y el óxido nitroso (N2O) proveniente de la aplicación de fertilizantes en las tierras. El sector FOLU (sistemas forestales principalmente) actuó de sumidero, estimándose aproximadamente una acumulación neta de C de aproximadamente 34 Mt CO2-eq.

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El acuerdo de París supone una oportunidad para intentar introducir políticas a nivel europeo o estatal que puedan ayudar a reducir el impacto del sector agrícola en la generación de GEI y que favorezcan prácticas de secuestro de carbono. Hay numerosos estudios (p. e. Vermont y De Cara, 2010) que ya han indicado que hay un potencial considerable de mitigación en la agricultura europea a través de instrumentos políticos de mercado de emisiones. También, a través de políticas de reducciones voluntarias.

Según informes de la Comisión Europea ,  el sector agrícola necesita reducir sus emisiones cerca del 36% para 2030 y entre 42-49 % para 2050. Desde 1990 hasta 2011 ha habido una reducción ya del 22%. Sin embargo, esta reducción de emisiones de GEI en la agricultura europea ha tenido lugar en gran medida como resultado de una reducción de las cabezas ganaderas y a través de la disminución en uso de fertilizantes nitrogenados siguiendo las medidas de la Directiva de Nitratos en sus planes de acción (Velthof y col., 2014). La última reforma de la Política Agrícola Europea (PAC), aunque representa un esfuerzo importante para la disminución del impacto medioambiental de la agricultura europea, sólo ha introducido pequeños elementos en relación a la protección del clima a través del fomento de los pastos permanentes y por tanto, intentando mejorar el potencial secuestro de carbono en el suelo (Del Prado y col., 2014).

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Científico-técnicamente, dentro del contexto de la RED REMEDIA existe ya un conocimiento consolidado sobre las diferentes medidas posibles para poder introducirlos con cierta confianza sobre su eficiencia potencial. También hay conocimiento sobre la rentabilidad de dichas medidas para los agricultores, su efectividad y sobre qué políticas podrían favorecer su aplicación (p.e. Sanchez y col., 2016). Las medidas de mitigación, si se introdujeran en España, han de tener un reflejo en los inventarios nacionales de GEI para que puedan contabilizarse como reducciones de GEI en los informes que cada país ha de desarrollar y enviar a la UNFCCC. Por tanto, sería conveniente que parte de los esfuerzos a este nivel se encaminara en la mejora de dichos inventarios en el sector AFOLU.

Como ejemplo, Aguilera y col. (2013), en un meta-análisis donde sintetizaban los datos experimentales de emisiones de N2O en cultivos en el área mediterránea, indicaron que el factor con el que se está cuantificando las emisiones de N2O en los cultivos en España a través de los inventarios es 12 veces mayor (1% del total N en fertilizante) que el valor medio encontrado en la literatura (0.08%) para cultivos en secano. Como ejemplo ilustrativo, para el año 2009 y asumiendo una fertilización de 40 kg N/ha año media en el cereal español en secano (5 Millones hectáreas), utilizando el factor corregido en los inventarios de España resultaría en una estimación de 0.8 Mt CO2-eq menos que usando el factor por defecto.   Lo que ilustra la importancia de los inventarios y sus mejoras.

Respecto al sistema agroalimentario y siguiendo las conclusiones del último informe del IPCC (Smith y col., 2014) habría que intentar explorar no sólo enfocar sobre las medidas de mitigación que afectan directamente a los productores sino también aquellas que tienen que ver con la demanda (consumo, desperdicio). En los últimos tiempos se han venido haciendo diferentes estudios para analizar por ejemplo el efecto de introducir nuevos impuestos en determinados alimentos asociados directamente a la salud (p. e. azúcares, grasas…) y que tienen una repercusión indirecta en la huella de carbono de nuestras dietas (p.e. Garcia-Muros y col., en revision).

BIBLIOGRAFÍA

Aguilera, E., Lassaletta, L., Sanz-Cobena, A., Garnier, J. y Vallejo, A. 2013. The potential of organic fertilizers and water management to reduce N 2 O emissions in Mediterranean climate cropping systems. A review. Agriculture Ecosystems and Environment. 164, 32–52.

Del Prado, A., Mosquera-Losada, R.M., y Bardaji, I. 2014. Oportunidades y retos de los pastos frente a la nueva PAC en un contexto de cambio climático. 53 Reunión científica de la SEEP, 9-12 June 2014, Potes (Cantabria, Spain).

Garcia-Muros, X., Markandya, A., Romero-Jordan, D. and Gonzalez-Eguino, M. en revision. The distributional effects of carbon-based food taxes.

Sánchez, B., Iglesias, A., McVittie, A., Álvaro-Fuentes, J., Ingram, J, Mills, J., Lesschen,, J. P. y Kuikman, P. J. 2016. Management of agricultural soils for greenhouse gas mitigation: Learning from a case study in {NE} Spain. Journal of Environmental Management. 170: 37 – 49.

Smith P., Bustamante M., Ahammad, H. Clark, H. Dong, H. Elsiddig, E., AHaberl, . H., Harper, R., House, J., Jafari, M. Masera, O. Mbow, C., Ravindranath, N.H., Rice, C.W., Robledo- Abad C., Romanovskaya, A. Sperling, F. y Tubiello, F. 2014: Agriculture, Forestry and Other Land Use (AFOLU). In: Climate Change 2014: Mitigation of Climate Change. Contribution of Working Group III to the Fifth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change [Edenhofer, O., R. Pichs-Madruga, Y. Sokona, E. Farahani, S. Kadner, K. Seyboth, A. Adler, I. Baum, S. Brunner, P. Eickemeier, B. Kriemann, J. Savolainen, S. Schlömer, C. von Stechow, T. Zwickel and J.C. Minx (eds.)]. Cambridge University Press, Cambridge, United Kingdom and New York, NY, USA.

Velthof, G. L. Lesschen, J. P., Webb, J. , Pietrzak, S., Miatkowski, Z., Pinto, M., Kros, J., y Oenema O. 2014. The impact of the Nitrates Directive on nitrogen emissions from agriculture in the EU-27 during 2000–2008. Science of The Total Environment, vol. 468–469, pp. 1225 – 1233.

Vermont B., y De Cara S. 2010. How costly is mitigation of non-CO2 greenhouse gas emissions from agriculture? : A meta-analysis. Ecological Economics, vol. 69, no. 7, pp. 1373–1386.

Autores 

Agustin del Prado (coordinador/presidente de la RED REMEDIA) y Maria José Sanz (Basque Centre For Climate Change-BC3)

La entrada es un extracto parte de la publicación en la revista AMBIENTA
Nº 114, 1er trimestre 2016. Temática: Acuerdo de París sobre cambio climático:

Del Prado A y Sanz M.J. 2016. Implicaciones del acuerdo de París en los sectores relacionados con los usos de la tierra, cambios de uso de la tierra y la silvicultura. AMBIENTA. Nº 114, 1er trimestre 2016. Pags 84-95. (link en pdf)

 

 

La Comunicación del cambio climático ¿Lo estamos haciendo bien?

El cambio climático suele ser noticia cuando se bate algún record, tras fenómenos extremos (inundaciones, sequías, etc.) o durante las cumbres mundiales, como la que está teniendo lugar en París estos días. Pero ¿no deberíamos prestarle la atención que merece un «reto global» para la sociedad de forma más continua? ¿Deberíamos reflexionar sobre cómo se puede comunicar la ciencia del cambio climático para que ésta sea catalizadora de cambios sociales y económicos necesarios?

Se puede discutir si el periodismo debe coadyuvar a formar a la ciudadanía en comportamientos sostenibles, pero lo que, sin duda, debe hacer es informar con rigor y responsabilidad. Los medios de comunicación deben promocionar la difusión de las claves científicas del cambio climático, de modo que la sociedad bien informada sea capaz de identificar una información útil y de calidad. Al igual que existen principios editoriales para algunos temas (p.e. “igualdad de género”), sería deseable incluir principios editoriales de “sostenibilidad” como un requisito exigible a los medios de comunicación, especialmente a los públicos, para fomentar una visión de la adaptación y la mitigación del cambio climático acorde con su consideración de reto global.

Hay cosas que cambiar en el tratamiento periodístico de las noticias ligadas al cambio climático. Las imágenes más conocidas se relacionan con espectaculares glaciares en retroceso o con el carismático oso polar. Pero estas imágenes pueden generar la percepción errónea de que el problema que nos ocupa es algo lejano en el espacio, no relacionado con nuestro día a día. Por otro lado, los medios buscan el mayor impacto de las noticias y en consecuencia, en ocasiones ofrecen una información alarmista que, lejos de aumentar la conciencia y la llamada a la acción, genera parálisis y apatía en la sociedad como receptora de noticias.

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Enmarcar el reto del cambio climático en catástrofes y riesgos, más que en soluciones, no ayuda a llenar el vacío entre toma de conciencia social y una disposición a actuar desde lo local, además de exigir una mayor responsabilidad a las administraciones públicas. Al contrario de lo que ocurre magnificando el catastrofismo, el periodismo debe provocar en la sociedad la sensación de que también desde lo individual se puede luchar contra el cambio climático. Hay que hacer atractivas desde y para el periodismo las noticias relacionadas con las apuestas serias que van en el buen sentido (energías renovables, reducción de consumos y distancias, reciclaje efectivo, transporte público, etc.) y distinguirlas de las apuestas superficiales y sensacionalistas.

La necesidad de información que eduque y sensibilice sobre la sostenibilidad y el reto del cambio climático choca con la realidad de un periodismo en condiciones cada vez más precarias. Hoy tenemos menos periodistas expertos en ciencia y medio ambiente en los grandes medios, así como menos agencias de comunicación especializadas debido al efecto de la crisis. Existe una dificultad objetiva de generar información que llame a la transformación del modelo social y económico causante del cambio climático. Ésta se debe a varias razones, entre ellas la necesidad de cuestionar el modelo de producción, transporte y consumo actual que perjudica a lobbies financieros que pueden seriamente influenciar las líneas editoriales de los grandes medios de comunicación.

También los científicos tienen su parte de responsabilidad. Muchos investigadores, especialmente los más jóvenes, tienen una falta de preparación preocupante para comunicar su labor a la sociedad. Subyace una cuestión previa importante, la disposición que deben tener los investigadores para esa comunicación. Los científicos debaten de forma abierta dónde poner el límite entre la información y la opinión en la socialización de un conocimiento científico que debe estar en continuo dinamismo. Hay algo claro: la información científica tiene que ser objetiva y rigurosa, y junto con ello quien hace ciencia tiene que transmitir, desde su conocimiento en la materia, su opinión al respecto como incitación a la reflexión, en la sociedad y en las instituciones. Nunca habrá seguridad al 100% en las proyecciones (no existe el riesgo cero), pero el principio de precaución es suficiente para opinar, y actuar, a pesar de las incertidumbres asociadas.

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Abriendo REMEDIA a la sociedad

Es crucial que investigador y periodista desarrollen una confianza mutua. Igualmente, es vital que los científicos cuenten con gabinetes de prensa que faciliten la comunicación y canalicen la relación con los medios. Desgraciadamente, la crisis como excusa, está mermando muchos de los recursos dedicados a la diseminación y comunicación de la ciencia debido. Éste es otro triste resultado de los recortes por el cual todos salimos perdedores: científicos, profesionales de la comunicación y sobre todo, la sociedad como receptora de información rigurosa.

La Cumbre del Clima de París ha conseguido, por un par de semanas, atraer un gran foco mediático. En este contexto no debemos dejar la oportunidad de reflexionar sobre cómo se han tratado informativamente las noticias derrotistas tras anteriores Cumbres del Clima y, sobre todo, tras la ‘gran decepción’ de la Cumbre de Copenhague en 2009. Depende de cómo se trate el esperado acuerdo resultante de París, es posible que la ciencia del cambio climático se resienta tras una posible resaca derrotista. Por el contrario, un acuerdo ‘suficientemente exitoso’ puede fomentar la concienciación social sobre la necesidad de luchar contra el cambio climático y generar una nueva cantera de investigadores y periodistas ambientales, algo totalmente necesario.

En definitiva, debemos sentar las bases para una mayor y mejor comunicación entre la ciencia, los medios y la sociedad como receptora de información. Para que nadie sea un mero observador. Tenemos que actuar conjuntamente. El cambio climático no espera.

Unai Pascual (Basque Centre for Climate ChangeBC3) y 13 científicos, académicos del área de la comunicación y profesionales del periodismo ambiental y científico

Firman el presente artículo integrantes del comité científico y ponentes del Klimagune Workshop 2015 (Bilbao, 23 Noviembre 2015)

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Científicos sobre cambio climático y medio ambiente global:

Dr. Max Boycoff (University of Colorado-Boulder, EEUU)

Dr. Iñaki Antigüedad (Catedrático de Hidrología, Universidad del Pais Vasco, UPV-EHU)

Dr. José Ramón Díez (UPV-EHU)

Dr. Sergio Faría (Basque Centre for Climate Change, BC3)

Dra. Elena Ojea (Basque Centre for Climate Change, BC3)

Dr. Ignacio Palomo (Basque Centre for Climate Change, BC3)

Dr. Agustín del Prado (Basque Centre for Climate Change, BC3; RED REMEDIA)

Aitxiber Zallo (Técnica de Sostenibilidad UPV-EHU)

Académicos del área de comunicación y profesionales del periodismo ambiental y científico (ponentes invitados en el Klimagune Workshop 2015):

Dr. Bienvenido León (Facultad de Comunicación, Universidad de Navarra)

Eva Caballero (La mecánica del caracol, EITB)

Miguel González Corral (El Mundo)

Inaki Petxarroman (Berria)

Dra. Maria Josep Picó y Garcés (Periodista Ambiental y Científica, Universitat de València)

Artículo integramente publicado en EFEverde (12/10/2015)

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Algunos tweets del Klimagune Workshop 2015 (Bilbao, 23 Noviembre 2015)

Información subida por

Agustin del Prado

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¿Cuál es la importancia del carbono orgánico de los suelos?

Nos hacemos eco del primer science-policy-brief elaborado por el Science-Policy Interface de la Convención de las Naciones Unidas de lucha Contra la Desertificación (UNCCD) de la que forma parte nuestro compañero del CEBAS CSIC (Joris de Vente)  del Grupo de Erosión y Conservación de suelos, en el que se trata de explicar la importancia de carbono orgánico de los suelos, a nivel de tomadores de decisiones (Policy Makers).

La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación acaba de publicar un informe en el que se señala la importancia de carbono orgánico de los suelos orientado a los decisores políticos y que se está presentando estos días en la  cumbre sobre cambio climático que se celebra en París (COP21). En este informe se hace hincapié en las posibilidades de mantener y aumentar el secuestro de carbono en suelos a través de prácticas de manejo sostenibles tanto en sistemas agrícolas (cubiertas protectoras, laboreo cero, fertilización verde, etc.) como en sistemas forestales como medida de mitigación y adaptación frente al cambio climático, así como para frenar la degradación del suelo y evitar la pérdida de biodiversidad biológica del suelo.

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También se plantean cuáles podrían ser las consecuencias de la inacción, tales como la pérdida global de valores de los servicios de los ecosistemas debido a la degradación de la tierra y la desertificación, y se recomienda la adopción de prácticas de gestión sostenible de la tierra orientadas a la conservación de suelo y agua, apostando por la capacitación entre agricultores con el objetivo de que lleven a cabo una irrigación gestionada de manera más sostenible, proponiéndose algunos ejemplos como el regadío en fondo de valles llevados a cabo en el Norte de Nigeria y Níger.

El nexo de unión entre el carbono del suelo y el cambio climático

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Aquí os dejamos en castellano (El carbono esencial en la Tierra) y en inglés (Pivotal Soil Carbon) los documentos íntegros:

 video de cómo intentar luchar frente a la degradación de los suelos.

Información proporcionada por

Joris de Vente (CEBAS CSIC)

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subida por

Agustin del Prado

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El momento es ahora (otra vez)

Ayer comenzó la cumbre del clima (COP21) en un París cercado por el miedo y los temores (fundados) a nuevos ataques terroristas. En este clima, el Gobierno socialista de la República ha presentado una propuesta en la Asamblea Nacional para “fortalecer la seguridad de la nación” a costa de limitar, entre otras, las libertades individuales y de asociación. Los “daños colaterales” de esta acción, ampliamente respaldada por todos los representantes de la ciudadanía francesa en la Asamblea, son numerosos. Entre ellos, la imposibilidad de ejercer el derecho a manifestarse pacíficamente para reclamar acciones concretas de gobiernos y corporaciones que detengan la escalada de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que ponen ya en serio riesgo la vida de muchos seres humanos en nuestro Planeta.

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Las repercusiones de esta prohibición son especialmente preocupantes debido a la relevancia que esta cumbre tiene en el marco de las negociaciones climáticas que se vienen celebrando cada mes de diciembre. La atención mundial que suscita este encuentro, en el que se han volcado muchas esperanzas, es uno de los factores que puede contribuir a que sus resultados supongan acciones que lleven a un descenso real de la emisión de gases de efecto invernadero, así como a la adaptación a las consecuencias del cambio climático. Por ello, la prohibición de manifestación en este momento crucial es un golpe contra los esfuerzos por conseguir un acuerdo final ambicioso y muy necesario.

¿Por qué es tan importante esta reunión, la número 21 desde que se iniciaron en 1995?

Por un lado, la COP21 debe su importancia al momento climático y, por otro, al cúmulo de fracasos que estas reuniones vienen cosechando. En lo que a la ciencia se refiere, se ha establecido el límite de los 2ºC como el incremento máximo – con respecto a los niveles preindustriales – que la Tierra podría soportar para evitar interferencias antropogénicas peligrosas con el sistema climático, aunque muchos científicos de primera línea defienden que el límite debería situarse en 1,5ºC.

Según la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), las posibilidades de evitar esta interferencia aumentan significativamente si nos situamos por debajo de 450 ppm de CO2eq (Figura 1). En 2012 estábamos en 435 ppm, y, como se puede ver en el gráfico, las emisiones se han disparado desde mediados del siglo pasado, cuando había unas 310 ppm. A pesar de los últimos esfuerzos de algunos países (no es el caso español, pese a que el actual Comisario de Acción por el Clima y Energía de la UE es el anterior Ministro de Medio ambiente y Agricultura), el futuro no es alentador. Por tanto, el momento de actuar es ya, puesto que cada año que pasa sin hacerlo el problema se agrava y las soluciones se complican (y encarecen).

ppm CO2

Figura 1. Concentración atmosférica de dióxido de carbono (CO2) medidas en Mauna Loa (en rojo) y en el Polo Sur (en negro) desde 1958. Fuente: IPCC, 2013, Summary for Policymakers. En Climate Change 2013 The Physical Science Basis. Contributions of Working Group I to the Fifth Assessment Report of the Intergovernmental Panel on Climate Change.

Por otro lado, en la cumbre de Copenhague de 2009 las esperanzas mundiales se vieron truncadas al fracasar el objetivo de lograr un acuerdo global vinculante post 2012 (fin del primer periodo del Protocolo de Kioto). La firma de este acuerdo fue emplazada a París. Si las altas expectativas puestas en la cumbre de la próxima semana tuvieran que postergarse para un futuro acuerdo, una vez más, supondría una muy importante merma en la energía y tesón de las personas que están esforzándose por solucionar el problema climático. Hecho que, a su vez, se traduciría en más complicaciones en futuras negociaciones y acuerdos menos justos, siempre justificables por la urgencia ineludible de las soluciones. Chapuzas y abusos que se defenderán por la “responsabilidad” de hacer frente al problema, pues (muy) tarde o temprano éste habrá de abordarse.

Sin embargo, esta vez no ha habido (ni habrá) imágenes de gente manifestándose por las calles de París. Esta censura (que ha llevado al tiempo a la detención domiciliaria preventiva de 24 activistas), además de ser una oportunidad perdida de mostrar ante el mundo un grito firme de responsabilidad ciudadana e institucional, es un palo en la rueda de las soluciones. La presión ciudadana y la atención mediática son importantes para impulsar acuerdos de máximos, pero también para lograr compromisos y medidas unilaterales tanto en el sector público como en el privado. Lo vimos en Copenhague, donde, pese al fracaso de las negociaciones y el acuerdo colectivo, varios actores anunciaron sus medidas unilaterales para frenar el cambio climático. DONG Energy (la compañía nacional danesa de energía), por ejemplo, se comprometió a cerrar varias plantas de carbón al final de la cumbre, y el gobierno de Dinamarca prometió generar el 100% de su energía mediante tecnologías renovables en 2050. Estos gestos, por supuesto incluidos dentro de estrategias empresariales y políticas, fueron favorecidos por la celebración de la cumbre en Dinamarca y la atención que la lucha contra el clima suscitó durante esas semanas, y tienen un efecto positivo.

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La manifestación de París fue sustituida por un acto simbólico en el que se colocaron 20 mil pares de zapatos junto al monumento de la Plaza de la república en el que se recuerda a las 130 víctimas de los asesinatos del día 13 de Noviembre.

Que ocurra algo parecido en París se ve dificultado por las medidas impulsadas por el Gobierno francés. Ciertamente, no se pueden desligar los atroces ataques ocurridos hace unos días en París (como los anteriores en Madrid, Nairobi, etc.) de la sinrazón y locura fanática de una minoría social, cocinadas en el caldo de los intereses geoestratégicos de gobiernos supuestamente democráticos. Como tampoco se puede negar que la creciente situación de desigualdad que sirve de acicate para buscar asilo – material o moral – en estos grupos extremistas está relacionada con los cambios en el clima provocados por un modelo de sociedad sostenido en el consumo incesante de recursos.

El fanatismo no es una característica intrínseca de ciertas personas o culturas, sino, en muchas ocasiones, la consecuencia desafortunada de la desesperación y la frustración. La solución del problema climático es necesaria para generar estabilidad en diferentes lugares del planeta y, a escala global, supondría una vía para acabar con la pobreza y las desigualdades. Ha de imperar una mirada responsable al futuro que venga a contestar al terror y al odio entre seres humanos. Un ataque terrorista puntual, por grave y despiadado que sea, no puede servir para poner en peligro las negociaciones que lleven a un acuerdo serio (por fin) y ponga freno las emisiones de GEI al tiempo que impulsa políticas de adaptación y mitigación efectivas.

En estas circunstancias, corremos el riesgo de perder una gran oportunidad de decirles a todas las pobladoras de este planeta que estamos decididas a luchar juntas, desde YA, para frenar la degradación ambiental que está detrás de muchas de las tragedias que nos asolan y tememos. De las que ya han roto los cristales de los espejos cóncavos y convexos de la realidad deformada y esquizofrénica que vivimos, y de las que están por llegar si no (nos) decimos: ¡Basta ya!

Nos sobra información, al menos en esta parte del mundo. Los expertos del IPCC, médicos, físicos, economistas, nutricionistas… nos dicen que la fiesta ha terminado… que eso que se oye no es un tambor sino el crujir del hielo bajo nuestros pies… y que la pelota está en nuestro tejado. O cambiamos el modelo ya, o entendemos e interiorizamos que nuestras acciones cotidianas tienen efectos devastadores aquí y allí, o el último que apague la luz (si no ha cortocircuitado antes todo el sistema).

Ivanka Puigdueta Bartolomé & Alberto Sanz-Cobeña