Acuerdos de París, entre la esperanza y la incertidumbre

Poco hemos tratado en este blog sobre la (cada vez menos) reciente Cumbre de Cambio Climático de París. Con los dos próximos post, amablemente prestados por sus autores y por la web de la Asociación Globalízate, en donde se publicaron originalmente este mes, pretendemos contextualizar la COP21  y los resultados alcanzados en París. De este modo nos gustaría incitar a un debate sosegado entre las personas que integramos la Red y aquellas que leen nuestro blog.

El primero de los artículos tiene como título el de este post y fue escrito por Gonzalo Andrade para Globalízate. Transcribimos integro su contenido:

Tras el fin de la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP21), celebrada en París el pasado mes de Diciembre, muchos de los colaboradores de www.globalizate.org nos hemos estado preguntando acerca de cuál sería la opinión de los científicos respecto a los acuerdos alcanzados. La respuesta no se ha hecho esperar demasiado. Los meses de Diciembre y Enero han llegado cargados de editoriales y columnas de opinión sobre la COP21 en las principales revistas científicas.

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Como era de esperar, la revista Science ha sido la tribuna de un buen número de opiniones, entre ellas la de David King, que habla de la COP21 como «Una gran oportunidad para nuestra era». King destaca el histórico acuerdo que se ha producido entre 195 países para reducir sus emisiones de carbono de forma que no se produzca un incremento de la temperatura media global por encima de 2ºC sobre los niveles pre-industriales en 2100. También considera que algunas de las iniciativas lanzadas en la conferencia, como la Misión Innovación y la Coalición de Avance Energético, suponen un importante incremento de la inversión pública y privada para la investigación y desarrollo de energías limpias y son un enorme avance. King afirma que el mundo «ya se ha puesto en marcha hacia la descarbonización de la economía». En un tono igualmente esperanzador Alan Fawcett y sus colaboradores señalan como muy positivo y novedoso el hecho de que la COP21 haya terminado con unos objetivos de reducción de emisiones específicos para cada país, las Contribuciones Nacionales Determinadas (INDCs según sus siglas en inglés).

También en Science, Warren Cornwall destaca la importancia de que se ha roto la tradicional división de opiniones entre los países empobrecidos y los países ricos, y que se haya creado un calendario de actuaciones destinadas a la adaptación y a la mitigación de los efectos del cambio climático. Sin embargo, este investigador considera que las disposiciones legales para que las distintas naciones cumplan los acuerdos son débiles. Más dura se muestra Karen O’Brien, quien considera que el amplio acuerdo alcanzado, por sí sólo, no garantiza ni la acción ni los resultados deseados. O’Brien afirma además que los compromisos alcanzados pueden no ser suficientes y que se ha puesto excesivo énfasis en las nuevas tecnologías y las infraestructuras energéticas como principales medidas de mitigación.

ppm CO2

Los editores de Current Opinion in Environmental Sustainability defienden la necesidad de articular mejor las políticas de adaptación y mitigación que van a realizarse en los diferentes países. Para ello, ofrecen un número especial que incluye los 27 artículos más influyentes sobre Cambio climático publicados en la revista desde la XV Conferencia en Copenhague (2009). Estos artículos, de acceso libre, reflejan los últimos avances en investigación básica sobre las emisiones de los principales gases de efecto invernadero, la mejora en los modelos de simulación climática, las implicaciones en la salud, y la necesidad de considerar el impacto social y ecológico de algunas medidas.

Por último, en una interesante columna publicada este mes en Nature, David Sarewitz señala que para lograr los objetivos propuestos en la COP21 es imprescindible la existencia de un acuerdo social amplio acerca del problema entre las distintas creencias y visiones de mundo que imperan en la sociedad. En ése sentido pone de relieve la importancia de la encíclica papal Laudato Si, publicada en Mayo de 2015, que aboga por la búsqueda de soluciones «inclusivas» a los efectos el cambio climático, así como por un cambio imprescindible en el estilo de vida, producción y consumo promovido por el sistema capitalista durante las últimas décadas. Según Sarewitz, esta encíclica tiene el valor de haber puesto de relieve la importancia del cambio climático para los sectores conservadores de la sociedad estadounidense al relacionar la necesidad de hacer frente a este problema con los valores cristianos fundamentales.

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En definitiva, tras el fin de la COP21, la opinión científica parece estar de acuerdo en que 2016 puede ser el año en el que por fin empecemos a tomarnos en serio el cambio climático. Es una buena noticia, sobretodo en un momento en el que el rápido crecimiento de las emisiones de CO2 a nivel mundial parece haber cesado debido en buena parte a la disminución del uso de carbón en China, y se ha producido un menor crecimiento en el uso de petróleo y un mayor crecimiento en el uso de energías renovables. Sin embargo, lograr el ambicioso objetivo con el que ha terminado la cumbre va a requerir muchos más que acuerdos globales y buena voluntad. Las transformaciones en nuestro modo de vida serán de tal magnitud y tendrán que producirse en un periodo de tiempo tan corto que suponen un reto nunca visto en la historia reciente de la humanidad.

Para saber más

Cornwall W. 2015. Inside the Paris climate deal. Science 350: 1451.

Fawcett A.A., Iyer G.C., Clarke L.E., Edmonds J.A., Hultman N.E., McJeon H.C., Rogelj J., Schuler R., Alsalam J., Asrar G.R., Creason J., Jeong M., McFarland J., Mundra A. and Shi W. 2015. Can Paris pledges avert severe climate change? Science 350: 1168-1169.

King D. 2016. Biggest opportunity of our age. Science 351: 107.

O’Brien K. 2015. Political agency: the key to tackling climate change. Science 350: 1170-1171.

Sarewitz D. 2016. Constructive engagement is the key to climate action. Nature 529: 6.

Manejo de suelos para la mitigación de GEI: Coste eficacia y barreras

Las políticas de mitigación para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la agricultura son renegociadas periódicamente y necesitan incluir resultados a nivel regional. La gestión de los suelos agrícolas tiene un gran potencial para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero o el secuestro de carbono. Muchas de las prácticas se basan en un extenso conocimiento agronómico y técnico, con beneficios demostrados para los agricultores y el medio ambiente. Sin embargo, existen limitaciones en el proceso de desarrollo de políticas ya que (a) las actividades agrícolas se basan en procesos biológicos y, por tanto estas prácticas tienen que ser determinadas en cuanto a la localización, el clima, los suelos y el tipo de cultivos; (b); la agricultura sustenta las comunidades rurales, y por tanto los costes y potenciales para la implementación necesitan ser evaluados a nivel regional y; (c) el potencial regional agregado del uso combinado de estas prácticas tiene que ser definido con el fin de alcanzar los compromisos de reducción.

Este estudio en el que han colaborado tres miembros de la red Remedia (Ana Iglesias, Jorge Álvaro-Fuentes y Berta Sánchez), proporciona información regional sobre los vínculos entre la mitigación del cambio climático y la economía de la gestión agrícola sostenible. Creemos que, en la aplicación de prácticas de mitigación, tres preguntas son importantes: ¿Son rentables para los agricultores? ¿Se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero? ¿Qué políticas favorecen su aplicación

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Marco metodológico del estudio

El estudio abordó estas cuestiones en tres pasos secuenciales. En primer lugar, se represento el contexto espacial a nivel regional en Europa mediante un mapeo sobre el uso de prácticas de mitigación más representativas para el manejo de suelos. En segundo lugar, se estimó el potencial de estas prácticas en términos de coste-efectividad generando una curva de Coste Marginal de Reducción de GEI, o curva MACC, en un estudio de caso del Mediterráneo (NE España). Finalmente, el análisis cualitativo se completó con una discusión de las posibles opciones vinculando los resultados científicos con la política regional de mitigación.

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MACC para las prácticas de manejo de suelos y cultivos en NE España (Aragón)

La curva MACC prioriza las prácticas de manejo para diferentes cultivos, de acuerdo a su potencial anual de mitigación (eje x en MtCO2e y-1) y coste (eje y en € / tCO2e ha-1 año-1). El eje y muestra el cambio en el margen bruto, las prácticas con valores negativos o por debajo de cero en realidad indican un aumento en los márgenes o un ahorro de los costes. El eje x muestra el potencial anual de mitigación por cultivo y para toda la región de estudio (Aragón), y dado que las prácticas se consideran aditivas, la reducción se contabiliza como acumulada. Los resultados muestran que las prácticas de gestión del suelo pueden ser económicamente atractivas para los agricultores mediterráneos, y a su vez lograr reducciones significativas (por ejemplo, 1.34 MtCO2e en la región de Aragón).

Link del artículo: http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0301479716300032

Sánchez B, Iglesias A, McVittie A, Alvaro-Fuentes J, Ingram J, Mills J, Lesschen JP, Kuikman P (2016) Management of agricultural soils for greenhouse gas mitigation: Learning from a case study in NE Spain. Journal of Environmental Management, 170, 37-49. DOI: 10.1016/j.jenvman.2016.01.003