De vez en cuando uno tiene golpes de suerte en la vida, y el pasado 13 de Enero fue uno de ellos. Gracias a la inestimable ayuda de Óscar Blumetto (Investigador de INIA Uruguay), tanto Arantxa Villagrá (CITA-IVIA, futura miembro de Remedia) y un servidor (Fernando Estellés, UPV), tuvimos la oportunidad de entrevistarnos con el expresidente de la República Oriental del Uruguay, Pepe Mujica.
Durante las dos horas de charla tuvimos la oportunidad de tratar temas como la sostenibilidad de la producción agraria y conocer su opinión de primera mano. Mujica defendió claramente la necesidad de conservar el medio en el que vivimos (como ya ha dicho en muchos otros foros), pero siendo conscientes de que, para sobrevivir como especie, debemos modificarlo. “No podemos volver a las cavernas” fue una de sus frases que se me quedó grabada, refiriéndose a que las tendencias que abogan por la producción tradicional, esto es, de espaldas a los avances tecnológicos de los últimos años, son insostenibles para alimentar a la población mundial, e incluso pueden llegar a ser más perniciosas para el medio ambiente. Utilizó el ejemplo del maíz, que ha avanzado de forma muy relevante en su producción por parte de las variedades híbridas respecto a las tradicionales, siendo mucho más eficientes en uso del suelo, de fertilizantes y otros insumos para producir la misma cantidad de alimento.
También se refirió a los Organismos Modificados Genéticamente (OMG) que tanto están dando que hablar últimamente. En palabras del Pepe (como le llaman allí con una familiaridad impensable para nuestro rígido protocolo), “el problema no son los OMG, es que los hayan desarrollado y monopolicen algunas empresas privadas” (él se refirió al nombre una de estas empresas que obviaré en este texto por cordialidad). Es decir, con todas las precauciones, cuidados y seguridades, el avance de la genética tiene que estar en nuestra alimentación. Muchos autores defienden que lo único que hacemos es tratar de acelerar la mejora genética de nuestros antepasados cuando seleccionaban a la vaca más productiva o la naranja más dulce para seguir reproduciendo la especie. Otro tema es la transgénesis, donde se pueden alcanzar resultados impensables en cuestiones como la resistencia a la sequía de algunos cultivos por poner un ejemplo.
Ahora bien, no nos “intensifiquemos” hasta el extremo y no olvidemos nuestras raíces. Tenemos un planeta y hay que cuidarlo. Es el único legado que vamos a dejar a nuestros descendientes y es fundamental que tratemos de preservarlo. Pepe Mújica cultiva sus propias hortalizas, no sólo por diversión, sino porque cree en la pequeña producción “familiar” que se le llama en aquel país. Estos sistemas de baja productividad suelen salir muy perjudicados cuando los medimos en términos eco-productivos (valga el ejemplo de la tan utilizada huella de carbono, expresada en función de la productividad), ya que su productividad es baja. Ahora bien, si pensamos en el coste ambiental de sus inputs, la cosa cambia. ¿Cuál es el coste ambiental de producir carne de vacuno ‘a campo’, con alimentación basada en pastos naturales no sembrados que además se consumen en la proximidad? ¿Y los efectos sobre el secuestro de carbono de los suelos? ¿Existe un sistema productivo más sostenible?.
El Pepe me pareció un hombre sabio, un filósofo y sobre todo una persona consecuente. Me enseñó que se puede ser una persona muy influyente a nivel mundial y, al mismo tiempo, un agradable señor mayor con el que conversar en su jardín. Pero sobre todo me enseñó que entre el blanco y el negro, la escala de grises es infinita. Que hay que ser capaz de mirar hacia delante sin dejar de mirar dónde se pisa y siempre recordando de dónde se viene. Pero hay que avanzar.
No volvamos a las cavernas
Fdo: Fernando Estellés (UPV, RED REMEDIA)
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